China está dispuesta a ocupar un lugar de privilegio en el orden económico mundial, y si ya se hizo con el control casi absoluto de Estados Unidos, aprovechando la debilidad de este paÃs en términos de balanza comercial y su elevado déficit, ahora tiene pensado hacer lo mismo con Europa.
El paÃs asiático ha detectado que Europa se encuentra en una situación lÃmite y por ello quiere intentar sacar tajada, a través de una ayuda que, en principio, puede resultar beneficiosa para los intereses a corto plazo de los paÃses europeos pero que, a la larga, acabará por descompensar la relación de poder a nivel mundial, otorgando un papel excesivamente preponderante a China.
Una situación que puede ser preocupante si tenemos en cuenta una cuestión fundamental como es la falta de libertades de este paÃs, lo cuál harÃa que el mundo estuviera en manos de un paÃs en el que no se respetan los derechos fundamentales y donde la democracia es una utopÃa que poca gente quiere realmente alcanzar.
El problema es que, aunque Europa se niegue a recibir esta ayuda, China tiene la sartén por el mango ya que está en disposición de realizar la compra de deuda europea en cualquier momento, con lo que, al convertirse en principal acreedor de estos paÃses podrá hacer y deshacer a su antojo sin que ningún gobierno europeo pueda poner impedimentos al respecto.
Pero aún más allá de todo eso, si China consigue tener en sus manos el poder europeo se estará protegiendo ante posibles injerencias en su desarrollo polÃtico, ya que ningún paÃs se atreverá a mover un dedo en contra del régimen chino, más que nada, porque será éste el que les estará manteniendo. Por ello, si ya hoy en dÃa existe ese miedo en enfadar a China, debido al fuerte desfase en balanza comercial que se tiene entre ambos ejes, si además China tuviera un poder real sobre la deuda europea nos encontrarÃamos en un escenario muy difÃcil de digerir, en el que tendrÃamos que asistir como espectadores de lujo a los abusos del régimen chino en contra de sus propios ciudadanos.
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