Era un secreto a voces, pero no será hasta hoy mismo, miércoles, cuando Christine Lagarde, Ministra de Finanzas de Francia, se postule como candidata a ocupar la jefatura del Fondo Monetario Internacional (FMI), para sustituir a su compatriota Strauss-Khan, una vez que los países de la Unión Europea hayan acordado apoyar su candidatura.
Sin embargo, no parece que la presencia de Lagarde sea del agrado de todos los países miembros, y sí que ha sido aceptada por todos por la ausencia de candidatos alternativos, ya que en determinados ejecutivos se mira con recelo el hecho de que el cargo pase, de nuevo, a manos de un candidato francés.
Esta candidatura seguirá con la tradición de colocar a un candidato europeo al frente del organismo supranacional financiero, como viene siendo habitual, debido al peso específico de los países de la Unión Europea dentro del organigrama del Fondo Monetario Internacional.
Una tradición que no se ve con buenos ojos en otras zonas geográficas, por ejemplo, países como Brasil, China, India, Sudáfrica y Rusia (Grupo de los BRIC), ya han mostrado su disconformidad con esta ley no escrita de que el jefe del FMI deba ser europeo, una tradición que, según ellos, no se corresponde con la realidad económica actual, en la que los países emergentes están acortando las distancias con los países tradicionalmente en desarrollo.
Estos países claman por una decisión basada más en los méritos contraídos que en la nacionalidad del candidato, para conseguir representar a todos por igual desde la eficiencia gestora y no desde los intereses creados y los favores debidos a determinados apoyos.
A pesar de ello, Lagarde será elegida, con toda seguridad, Directora Gerente del FMI gracias a su nacionalidad y no a sus méritos, los cuáles están probados, pero que no serán fundamentales para su elección, lo no hace sino levantar llagas y especulaciones sobre la eficiencia de un organismo de supervisión financiera como es el FMI.
No se puede olvidar que el sesgo de un organismo dirigido por una nacionalidad concreta será siempre hacia esa nacionalidad, o, en cualquier caso, hacia la zona geográfica que la apoyó.
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