El Banco de España ha hecho públicas sus previsiones para la economía española en este año 2011, y en ellas ha rebajado las previsiones del Gobierno en cinco décimas, dejándolas en el 0.8% del PIB, con un crecimiento del 1.5% para el año 2012, momento en el que la recuperación económica parece convertirse en una realidad plausible.
En general, todas las cifras presentadas por el organismo supervisor financiero español rebajan las realizadas por el Gobierno, y dan una voz de alarma sobre la situación económica española, que a pesar de las medidas de ajuste y de austeridad del Ejecutivo, sigue manteniendo graves situaciones de desajuste.
Unas situaciones que están condenando al crecimiento y que se centran en la rigidez del mercado laboral, cuestión repetidas veces señalada por el Banco de España como una de las lacras del sistema, o la escasa productividad de nuestra fuerza de trabajo.
Por el contrario, el Banco de España destaca siempre la fortaleza de nuestro sistema financiero, el cuál se está sobreponiendo con solvencia a la crisis, con la salvedad de algunas Cajas de Ahorros, a las que ha sometido a un proceso de adaptación a la nueva coyuntura económica, intentando refortalecer su situación.
Y es que las Cajas de Ahorros, a juzgar por los diferentes informes del Banco de España al respecto, han servido durante años para los vaivenes de la disputa política, en lugar de haber sido utilizadas como herramientas financieras de cohesión social, como originalmente fueron constituidas.
En cualquier caso, y a pesar de las diferencias entre las previsiones del Banco de España y del Gobierno Central, habituales por otro lado, lo cierto es que la economía española cerrará este año 2011 en crecimiento, muy tenue y ligero, pero crecimiento, y comenzará el año 2012 dispuesto a hacer frente a la crisis de una manera solvente.
Sin embargo, si algo nos ha enseñado la crisis actual es la debilidad de las previsiones, ya que se realizan con los datos estáticos de hoy, mientras que la realidad se plasma en función de los datos estáticos de mañana, y estos son imposibles de ser previstos con cierto grado de certeza.
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