Al igual que sucediera hace unas semanas con la privatización de Loterías y Apuestas del Estado, el Gobierno español ha decidido paralizar el proceso de privatización de los Aeropuertos españoles alegando problemas de financiación de las empresas interesadas en el proyecto.
De esta forma, todo apuntaba a que el Gobierno no conseguiría todo el dinero que esperaba en un principio por la privatización de los aeropuertos, lo cuál ha provocado que cancelara el proceso a la espera de tiempos mejores, ya que lo que no estaría bien visto por la sociedad española es que decidieran regalar un bien tan preciado del patrimonio público español.
Por otro lado, de esta manera se colman las pretensiones del Partido Popular que lleva un tiempo solicitando al Gobierno que no siguiera adelante con estas privatizaciones en proceso electoral, ya que podrían provocar cierta distorsión en los resultados de los comicios, a la vez que derivar la privatización hacia un lado u otro, en función de los intereses creados.
En este sentido, algunos analistas políticos han querido ver en estos movimientos del Partido Popular una manera de obtener más tiempo y poder hacer las privatizaciones una vez que ellos estén en el poder, con lo que podrían beneficiar a las empresas que les pudiera interesar en cada momento determinado, al igual que sucedió, por ejemplo, con las privatizaciones de finales de los 90, con Telefónica como la joya de la corona.
Por tanto, de momento seguimos teniendo a los Aeropuertos como parte del patrimonio nacional, a la espera de que el nuevo gobierno llegue al poder, porque de lo que podemos estar seguros es de que al final habrá privatización, porque los fondos que se obtendrán de esta venta son fundamentales para la buena salud de las finanzas públicas.
De hecho, estas privatizaciones son una de las exigencias de los mercados internacionales para seguir prestándonos dinero en forma de deuda pública, por lo que no hay un camino alternativo que se pueda seguir de ninguna de las maneras y quedamos condenados a deshacernos de nuestras empresas públicas más rentables.
La clave estará en saber en manos de quien quedan los Aeropuertos una vez que finalice el proceso.
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