Finalmente, y tras varias reuniones con tiras y afloja, la canciller alemana, Angela Merkel, ha aceptado la participación del sector privado en el nuevo rescate a Grecia, aunque todavía no se ha determinado la manera en la que se producirá esta combinación de ambos sectores.
Esta participación del sector privado en el rescate a Grecia había sido una petición expresa proveniente de diferentes sectores económicos, que entendían que se les debía de exigir cierta responsabilidad a las entidades financieras europeas, causantes, en muchos casos, de la debacle griega, y acreedores, en otros tantos, de la gran parte de su deuda.
La opción que parece estar cobrando más fuerza en los últimos días es la de la quita de deuda, una especie de condonación, aunque habría que ver bien como se haría, porque determinados sectores considerarían esta acción como negativa para la economía de la Unión Europea en su conjunto, por la flagrante falta de equidad que produciría con el resto de países de la Unión.
El gran objetivo en estos momentos de todos los países miembros de la Zona Euro, es que Grecia pueda seguir cumpliendo con sus obligaciones de pago, porque un impago provocaría la debacle del país heleno, y, por concatenación de acontecimientos, del resto de los países directamente relacionados con el griego.
Lo que es evidente, es que las condiciones que se le exigieron a Grecia en el primer rescate eran insostenibles, unas condiciones que un país en problemas no podría hacer frente, bajo ninguna circunstancia, lo cuál ha derivado en la incertidumbre en la que nos encontramos en este momento.
Grecia debe de pagar su deuda, y la ayuda que reciba de la Unión Europea, pero lo debe de hacer con la comodidad necesaria como para poder ir cumpliendo con sus obligaciones diarias y no caer en un bucle infinito de problemas económicos, sin una solución clara.
Mientras tanto, Portugal e Irlanda, miran de reojo la resolución del caso griego, expectantes ante su propia situación de rescate, menos grave que la griega, pero igualmente importante para el futuro inmediato de la Unión Europea, y más concretamente, de la zona Euro.
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