Hace unas semanas los mercados internacionales se convulsionaron ante la insinuación de Jean Claude Trichet, Presidente del Banco Central Europeo, de que en el mes de abril se produciría un incremento en los tipos de interés de la zona euro, lo cuál, ya con las aguas más calmadas, ha generado un acalorado debate entre lo que consideran esta medida como adecuada y aquellos que la ven como precipitada.
Los segundos recuerdan las nefastas consecuencias que tuvo sobre la economía europea la decisión del Banco Central Europeo de incrementar los tipos de interés hasta el 4% durante los años iniciales de la crisis, la cuál ahondó más en la herida y agravó una situación ya compleja de por sí.
Por otro lado, los que abogan por el incremento de los tipos de interés se fundamentan en que el primer mandato del Banco Central Europeo es el control de la inflación, y ante la crisis del Norte de África las expectativas de inflación en el corto-medio plazo son elevadas, por lo que un incremento en los tipos de interés parece ser la medida más correcta para ello.
Se trata, por tanto, de una discusión entre la percepción de la realidad, un debate que queda marcado por la decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos, el espejo del Banco Central Europeo, de mantener los tipos de interés para propiciar la recuperación económica, aunque allí las expectativas de inflación son las mismas.
La gran cuestión, sin duda, es dirimir si estas expectativas de inflación son fundamentadas, o algo exageradas, y en que medida merece la pena correr el riesgo para intentar beneficiar la recuperación económica. Una duda que puede que no sea tanto económica como de constitución de los organismos regidores, ya que el Banco Central Europeo tiene como única prioridad la lucha contra la inflación.
Por ello, mucho me temo que, a pesar de las voces contrarias, el Banco Central Europeo acabará por elevar el tipo de interés para la zona euro, provocando una mayor subida del Euribor y, por consiguiente, de las cuotas hipotecarias de los ciudadanos europeos, ya presionados de por sí.
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