Desde hace ya unos cuantos días podríamos decir quizá desde principios de mes que las agencias de noticias vienen manejando la posibilidad real de que Irlanda debiera acogerse a un plan de asistencia similar al que en su momento se le concedió a Grecia para salvarle de la profunda crisis en la que está inmersa.
Luego de varias idas y venidas con la especulación desde el gobierno irlandés de si se aceptaría o no esta ayuda y luego de que la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional aprobaran el plan días atrás finalmente el primer ministro, Brian Cowen, decidió tomar el salvavidas y así enfrentar la crisis con una mejor perspectiva. La cifra votada por la cúpula de los ministros del bloque y que se estará activando en próximos días cuando el mecanismo se encuentre aprobado rondará los 90 mil millones de euros lo que sin duda se convierte en una ayuda financiera muy importante para el gobierno de este país insular.
De todos modos, no es tan sencilla la cosa, no es sólo pedir y luego pagar sino que Irlanda deberá reformar de manera profunda su sistema bancario y es parte de los requisitos para que esta ayuda sea liberada. De la misma manera el gobierno irlandés deberá revisar los términos de su política de presupuestos en vistas al corto y mediano plazo para poder comenzar a revertir la crítica situación actual. En términos financieros y en el supuesto de que se repetirían las condiciones del rescate que se le otorgó en su momento a Grecia, el crédito se manejaría en una línea a tres años con una tasa de interés del 5 por ciento.
Los puntos más destacados hacia donde este país deberá apuntar dentro de estas políticas de presupuesto se enmarcan dentro de loa ajustes en el gasto público con énfasis en salarios de funcionarios del estado, ajustes de salario mínimo y prestaciones sociales así como los subsidios y un aumento impositivo con fin recaudador. Dentro de la reforma en el sistema bancario aún no están claras las pautas pero seguramente se hablará de exigir a las instituciones que muestren un plan de negocios viable y sostenible en el largo plazo para poder de este modo trasmitir tranquilidad a la plaza financiera y a los inversionistas, actores fundamentales en el desarrollo de cualquier país. E Irlanda sabe que no es la excepción.
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