Según una resolución conjunta de la Intervención General de la Administración del Estado y de la Dirección General de la Agencia Tributaria, la cuál ha sido publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE), la Agencia Tributaria española renuncia al cobro de todas las deudas fiscales inferiores a los 3 euros, debido a que los gastos de gestión serían superiores al dinero a cobrar.
De esta forma, y a partir de mañana, día 23 de agosto, se darán de baja todas aquellas deudas de un valor inferior a los 3 euros y tendrá valor de vigencia desde el mismo momento y para todas las deudas del presente ejercicio y de ejercicios anteriores.
El objetivo de la Agencia Tributaria es adecuar las políticas de austeridad del Gobierno a las acciones ejecutivas de las agencias dependientes, de forma que se intenta no generar un gasto e intentar cobrar sólo aquellas deudas de un beneficio neto positivo para las arcas del Estado.
La medida, que puede resultar sorprendente, tiene una gran lógica y entra dentro de la racionalización del funcionamiento de las administraciones públicas, hasta la fecha totalmente irracional, ya que pasa a regirse por el espíritu de la ley y no por el texto íntegro de la misma, con lo que se consigue hacer efectivos todos los planes de austeridad planteados por el Gobierno.
Lo verdaderamente sorprendente, por otro lado, es que esta medida no hubiera sido tomada con anterioridad, ya que estas deudas ínfimas no vienen de ahora, sino que se arrastran de tiempos de atrás, y durante años y años se han estado intentando cobrar generando una pérdida neta al Estado, y, por tanto, a todos los contribuyentes.
Si algo bueno está trayendo la actual crisis es que, al menos, las administraciones públicas parecen haberse convencido de la importancia de una gestión eficiente de los recursos.
Deja una respuesta