Según los datos que ha hecho públicos el Banco Mundial con respecto a la economía de Japón tras el terremoto, posterior tsunami, y posterior crisis nuclear, el país nipón perderá entre el 2.5% y el 4% de su PIB, lo cuál es un lastre ingente para una economía que se encontraba ya en retirada, habiendo cedido hace poco el segundo lugar mundial a la china.
Y es que según establece el propio Banco Mundial, las tareas de reconstrucción y la vuelta a la normalidad, por llamarla de alguna manera, se alargarán durante no menos de cinco años, durante los cuáles la economía japonesa no podrá funcionar a pleno rendimiento bajo ninguna circunstancia.
Ello afectará a las economías de su entorno, ya que si durante el año 2010, las economías de Asia Oriental crecieron un 9.6%, durante este año 2011 el Banco Mundial prevé un crecimiento no superior al 8%, lastradas, evidentemente, por la contracción de la economía nipona.
Por tanto, a la debacle humanitaria y nuclear se une, ahora, esta debacle económica, que afectará a Japón, un país que se encontraba envuelto en una verdadera crisis institucional de altos vuelos, con casos de corrupción nada habituales en su cultura, y con un futuro incierto en el horizonte.
Sin embargo, si hay algo que Japón ha demostrado en sus años de historia es su capacidad para reponerse de golpes duros, como sufrió, por ejemplo, con su derrota en la Segunda Guerra Mundial, del que se recobró ascendiendo a un lugar preponderante en la economía mundial.
Por otro lado, una parte importante de la recuperación japonesa dependerá de la capacidad de la comunidad internacional para anteponer la solidaridad entre los pueblos a cualquier otro interés económico que pueda surgir, de forma que la solidaridad, y no los beneficios que se puedan obtener, sean lo que mueva cada acción.
En definitiva, nos encontramos en tiempos convulsos, con la situación de Libia y ahora con Japón, en los que se tiene que comprobar si la globalización que llevamos años cacareando, existe realmente, o sólo se trata de un holograma económico para realizar operaciones financieras de alto nivel aprovechando los beneficios de la especulación.
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