El segundo Consejo de Ministros extraordinario de este mes de agosto se ha resuelto sin sorpresas, ya que todas las medidas aprobadas este viernes, día 26 de agosto, están relacionadas, como se preveía, con el mercado de trabajo, y principalmente, con la contratación temporal y con el contrato de formación.
En primer lugar, el contrato de formación se amplia hasta los 30 años, con una jornada laboral del 85%, con sueldo en función del convenio laboral, manteniendo el otro 15% para la formación del trabajador, con lo que se espera atacar el desempleo juvenil.
Y, en segundo lugar, la apuesta del Ejecutivo por la contratación temporal es evidente y llama la atención, habida cuenta de todo lo que ha venido defendiendo este Gobierno desde que llegó al poder, y concretamente con la aprobación en el año 2006 del Decreto en virtud del cuál toda concatenación de contratos temporales para la misma posición de más de dos años se convertía, necesariamente, en contrato indefinido.
Ahora Zapatero se carga esta medida y deja vía libre a la contratación temporal, sin que haya obligación de formalizar un contrato indefinido en ningún momento, con lo que se espera dar una mayor salida al desempleo, ya que estos contratos facilitan el despido en el momento en el que el contrato llegue a su fin.
Sin duda, se trata de una medida que gustará a los empresarios, porque no podemos olvidar que el coste del despido es una de las cuestiones fundamentales que retrasa la contratación ya que los empresarios prefieren sobrecargar a sus trabajadores en lugar de contratar a otros nuevos, para evitar así tener que pagar una fuerte indemnización en caso de despido.
Sin embargo, Zapatero se encuentra con un grave problema y es que en los apenas 2 meses que le quedan al frente del Gobierno no hay tiempo material para que se empiecen apreciar los resultados de esta medida, la cuál revertirá en los datos positivos de empleo del nuevo Gobierno resultante de las urnas. Eso sí, con una medida de este tipo son los mercados los que quedan satisfechos porque supone una ligera flexibilización del mercado laboral español.
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