Comentábamos en la víspera que uno de los problemas más grandes que las entidades bancarias están sufriendo es el del superstock de viviendas, aquellas que se han vuelto propiedad de éstos al momento en que los clientes no han podido hacer frente a las obligaciones de la hipoteca. Dentro de estos clientes encontramos tanto personas físicas como jurídicas, particulares y promotores inmobiliarios y por más que el tema de algún modo es bastante reciente, es mucha la cantidad de inmuebles hipotecados que los bancos tienen que “aguantar” y que solo les genera gastos.
Según informes recientes del Banco de España, el monto total por activos muertos que las entidades bancarias y financieras suman ha trepado hasta la friolera de 181 mil millones de la moneda comunitaria y todas son propiedades que no se han podido vender, pisos, casas y oficinas que además tienen un costo de mantenimiento muy importante al que tienen que hacer frente estas entidades. Lamentablemente los precios no han bajado lo suficiente como para que los interesados puedan acceder a ellas, si bien las que más se venden han tenido rebajas de hasta un 30% no es suficiente y un 10% más de rebaja dejaría los precios dentro del mercado según indican los expertos.
Por supuesto que no es rentable ni seguir manteniendo las viviendas ni tampoco seguirlas embargando por lo que no se entiende mucho la política que están manejando para con esta situación, ni otorgan hipotecas que sean accesibles para el cliente ni tampoco rebajan los precios por lo que no se ve una salida clara al problema. Las entidades que son las que tienen las propiedades y deberían ofrecer las soluciones están estancadas en un laberinto que no tiene salida aparente, y generando cada vez más costes por el mantenimiento de estas. Recordar seguros, impuestos y gastos fijos que no son otra cosa que más y más euros que estas deben desembolsar. En fin, ojala cuando se den cuenta no sea demasiado tarde para todos los actores de esta tragedia, griega.
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