Las entidades financieras españolas parecen haberse puesto las pilas y están dispuestas a comenzar a deshacerse, de verdad, de las viviendas que siguen lastrando sus balances como consecuencia de embargos a clientes que dejaron de pagar sus cuotas hipotecarias.
Si tomamos nota de los datos del primer semestre del año comprobamos que las entidades financieras españolas se deshicieron tan sólo del 3% de las viviendas que tenían en cartera, con lo que todos los analistas apuestan a que durante los dos meses que quedan de año se aplicarán descuentos importantes en las viviendas propiedad de los bancos y cajas.
Porque si hasta ahora estaban ofreciendo viviendas de baja calidad a precios por encima del mercado, ahora la cosa cambiará y empezarán a ser más agresivos en materia de precios, aunque ello suponga tener algunas pérdidas contables en sus balances.
Como primera muestra de esta nueva estrategia vendedora, tenemos la acción del Banco Santander que ha decidido dejar de renovar los contratos de alquiler de sus pisos para poder venderlas sin ninguna carga y, por tanto, con mayor facilidad.
Los analistas del mercado hipotecario esperan descuentos sobre precio de hasta el 50%, con lo que se producirá un verdadero terremoto en materia de guerra de precios en el sector, lo cuál está provocando un gran temor entre los vendedores particulares y las agencias inmobiliarias.
Y es que no podemos olvidar que las entidades financieras tienen el mercado preso ya que, además de disponer de las viviendas cuentan con la financiación, con lo que pueden decidir el tipo de viviendas que venden, y el que no, perjudicando a otro tipo de agentes en el sector.
Por otro lado, los grandes beneficiados serán, sin duda, los compradores que encontrarán precios rebajados con lo que podrán optimizar la rentabilidad de sus inversiones gracias a esta guerra de precios, que vendrá acompañada, sin duda, por una mejora en las condiciones de financiación.
Y todo porque las entidades financieras españolas no quieren caer en el colapso en el que están sumidas sus homólogas en Estados Unidos, donde se ha comenzado a demoler edificios enteros por la incapacidad para poder venderlos.
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