Que el eje franco-alemán era la locomotora de Europa ya lo sabíamos todos, pero esta semana hemos tenido la confirmación a la teoría con la reunión entre Merkel y Sarkozy en la que se han sentado las bases fundamentales para la nueva Europa que debería de salir más respaldada de esta reunión y aportar un poco de calma y tranquilidad a los mercados, algo cada vez más complicado.
Los dos aspectos fundamentales sobre los que ambos máximos dirigentes parecen haber llegado a un acuerdo casi absoluto son el establecimiento de un impuesto a las transacciones financieras, lo que se viene a conocer con el nombre de la Tasa Tobin (por ser este economista el que la propuso en primer lugar), y en la fijación de un techo de deuda para cada país a nivel nacional, un techo de deuda que debería venir establecido en la Constitución de cada país.
Además, acordaron la formación de una especie de Consejo de Estado a nivel europeo con los Presidentes y Jefes de Estado de cada nación que debería de reunirse al menos un par de veces al año y marcar las pautas económicas de la zona Euro, con decisiones vinculantes para los Estados, porque de otra forma no tendría sentido nada de lo que hicieran.
Por otro lado, Merkel siguió en sus trece de rechazar los eurobonos bajo la premisa de que no resolvería el problema actual de la zona Euro, mientras que Sarkozy se mantuvo en una posición algo más ambigua dejando la puerta abierta a esta posibilidad en un futuro cercano.
En definitiva, se trató de una reunión reciente pero con aroma al pasado, ya que recuperó las esencias que han venido marcando el devenir de Europa en los últimos años, con Francia y Alemania ejerciendo de líderes económicos y políticos de la integración, como las economías más fuertes del espectro europeo y, por tanto, las más beneficiadas de que la integración llegue a buen puerto.
Ahora habrá que ver como valoran el resto de países y, sobre todo, los mercados, esta reunión y si hay opiniones de suma positiva o de simple aprobación.
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