Se ha abierto la puerta para que entren todo tipo de especulaciones sobre las nuevas medidas económicas que tomará el Gobierno de Zapatero para combatir el déficit en estas próximas semanas, concretamente en los dos próximos Consejos de Ministros, en los que se deben de sentar las bases que ayuden a tranquilizar a los mercados y permitan a Zapatero acabar lo que le queda de legislatura hasta el próximo 20 de noviembre, fecha de las elecciones generales.
Y la principal conclusión a la que llegan todos los expertos es que la única posibilidad que le queda al Gobierno es subir los impuestos especiales, es decir, aquellos que gravan a productos que no son de primera necesidad, como pueden ser las gasolinas, por ejemplo, el tabaco o el alcohol.
Con ello, se conseguiría, en un principio, no afectar al funcionamiento normal de la economía a la vez que permitiría un buen incremento de la recaudación al tratarse de productos de consumo inelástico, es decir, que se consumen independientemente de la subida de precios, con lo que la recaudación de impuestos sería muy elevada.
Este argumento fluye sobre la base de que el Gobierno no podrá hacer nada con el adelantamiento del cobro del Impuesto de Sociedades a las grandes corporaciones, ya que ese dinero no le llegará para poder paliar el déficit de una manera efectiva, por ser notoriamente insuficiente.
Sobre esta base, no se plantean nuevos recortes sociales que serían insostenibles tanto para el Gobierno como para la propia sociedad en su conjunto, por lo que la única alternativa viable que quedaría, sería el incremento de los impuestos especiales.
Habrá que estar atentos, por tanto, a las decisiones que se toman en el Consejo de Ministros de hoy mismo, en el de la próxima semana, y durante el debate parlamentario que también se celebrará la semana que entra a petición del propio Zapatero.
Por cierto, algunos analistas empiezan a hablar de la posibilidad de que Mariano Rajoy comience a desvelar su programa electoral secreto durante este debate parlamentario, aprovechando la repercusión mediática del mismo, algo que Rubalcaba no tiene a su disposición.
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