La sequía casi absoluta de financiación que se sigue viviendo por parte de las entidades financieras está lastrando claramente la recuperación económica de nuestro país, pero las empresas, que tienen que seguir con su actividad, están encontrando una nueva vía de financiación que no es otra que la que se están ofreciendo entre ellas, ya que el 53% de la financiación a empresas son concedidas por las propias empresas.
¿Cómo está funcionando esta financiación?
Evidentemente, no se trata de productos financieros al uso, como podría ser un préstamo personal o una línea de crédito, sino de créditos comerciales a corto plazo, que sirve para poder financiar operaciones de comercio inmediatas y seguir, así, con la actividad normal de cada empresa.
Estos créditos comerciales a corto plazo son concedidos en base a la confianza y a la credibilidad que las empresas tienen entre sí. Uno de los factores positivos que ha ofrecido la crisis ha sido el filtro que ha realizado de la actividad empresarial de este país, eliminando las empresas sin unos cimientos fuertes y dejando en el mercado sólo a aquellas empresas que, realmente, son solventes.
Sin embargo, estos créditos comerciales a corto plazo no son la solución definitiva al cierre del grifo crediticio por parte de las entidades financieras, ya que son siempre cantidades pequeñas y con un objeto puramente comercial, sin posibilidad de utilizarse en forma de inversión, por ejemplo.
Una inversión que es fundamental a la hora de emprender nuevos caminos empresariales o para replantearse un lanzamiento nuevo, cuestiones esenciales en la creación de empleo y en la recuperación económica para el medio-largo plazo, una inversión que, desgraciadamente, no se está pudiendo producir en estos momentos en parte por el grado de incertidumbre que sigue sobrevolando a la economía en general y en parte al cierre casi absoluto del grifo por parte de las entidades financieras.
Por tanto, ya va siendo hora de que las administraciones públicas tomen cartas en el asunto y se planteen la mejor forma de obligar a las entidades financieras a que abran el grifo crediticio de una vez por todas, bien a través del ICO, bien a través de cualquier otro organismo.
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