Por cierto que no será nada fácil para la Unión Europea rescatar a los países miembros que se encuentran con grandes dificultades para hacer frente a sus obligaciones financieras pero también justo es decirlo, tampoco es nada sencillo que las naciones se pongan de acuerdo en la mejor manera de asistirlos. La pasada madrugada y luego de largas horas de debate entre los mandatarios líderes de Europa se logró aparentemente un acuerdo que modificará el Tratado de Lisboa en beneficio de las naciones insolventes pero sin duda que aún queda mucha tela para cortar antes de que se lleve a la práctica.
En lo que refiere específicamente a España y su Presidente José Luis Rodríguez Zapatero éste se ha alineado con el BCE y la Unión Europea en la posición desfavorable a la propuesta que Berlín presentó, con la idea de hacer participar a los bancos en esta suerte de rescate de la situación generada por la crisis continental. Existe una especie de presión de parte de la canciller de Alemania Angela Merkel para dejar sin derecho de voto a los Estados que no acaten esta decisión pero se ha sabido que los votos necesarios para llevar adelante este pedido no serían suficientes.
La Comisión Europea será ahora quien tome cartas en el asunto, debiendo legislar sobre el funcionamiento del mecanismo que rescataría a las naciones en crisis así como también de decidir sobre las medidas a tomar frente a las que no acaten esta reglamentación. La propuesta consiste en que los bancos en otras palabras colaboren mediante la renuncia al cobro de un porcentaje de la deuda que los países en problemas tienen la cual forma parte de las carteras de inversión de estas entidades bancarias. El presidente español ha mencionado que se debe actuar con cautela al momento de vincular los problemas de los Estados con las entidades privadas e incluso el mismo Jean Claude Trichet, presidente del BCE es el primero en rechazar la propuesta alemana.
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